Costumbres extranjeras

Luego del tiempo establecido por la tradición, cada asistente se acercó a retirar las piedras. Junto a ellos los observaba atónito el extranjero que no daba credito a sus oidos, una vez que le hubimos explicado el procedimiento. Sus manos se posaban alternativamente en su cabeza, nuca o se cubria la boca en algún vano intento por mantener el control. Durante todo el tiempo que les tomó retirar las rocas se le oia susurrar negaciones, súplicas al vacío o a alguna deidad a las que uno clama en momentos de desesperación. Los mas viejos observaban incómodos al extraño, preguntandose por qué insistía en venir luego de haber causado tanto daño. Era un ritual del que no se sentian orgullosos. No era la bienvenida al mundo. Era mas bien la expulsión de un prójimo de la memoria familiar. Dónde se ha visto eso? en qué negro corazón se puede encontrar tal crueldad?

El ajeno no tenia porqué pedir explicaciones. Sus ojos buscaban entre los reunidos a algun oficiante, alguien ante quien suplicar, alguien a quien detener o intentar hacer entrar en razón.


- ... Si se quedan con mi cuerpo, eso es lo que harán

- es una locura! por qué siguen haciendo eso?

- por qué se siguen las tradiciones?


- pero por qué? eso hacen siempre?

- no, solo con los que no siguen la tradición

- no la sigues tú?

- no, porque acá estás tú


- Por qué me cuentas todo esto?

detiene su cólera y suspira cansada...

- ... porque soy mala, por decirte las cosas que van a pasar.


Aquel dia no volvimos a pronunciar palabra.

Su cuerpo era ira y desesperanza sobre mi. Me expulsó de su casa


Los hijos y hermanos han llegado. El extraño se dirige hacia ellos pero las miradas de todos ellos lo detienen. Piensas rogar ahora? parecen decirle.

- De verdad la odian tanto?

El grito se oyó claro y trémulo sobre la sala. Era acaso cólera? El impertinente cree que tiene algo que nos importe escuchar?


Las piedras han desaparecido. No hay ni siquiera un montículo a donde hayan sido desplazadas. La sábana que abriga el cuerpo se descubre sucia y maloliente ante los presentes. Empiezan a acercarse, primero cada hermano, uno con una corbata en una mano y un encendedor en otra, procede a quemarla, cuidando que el fuego no se extinga.Queda una piltrafa negra que luego procede a rasgar con furia y desprecio. para arrojar los restos junto al cadaver.

La hija acerca un vestido. Se oye un gemido El extraño parece a punto de volverse loco No! no! no! y empieza a sollozar. Le acercan una antorcha y ella ofrece el vestido a las llamas. Una vez que el fuego se hubo refugiado en el vestido lo dejó caer al piso. rapidamente fueron acercandose otros, a arrojar al fuego regalos, cartas, fotos, juguetes. Una pequeña acercó el muñeco que abrazaba, indecisa. Un gemido de reconocimiento la obligó a voltear hacia el extraño que susurraba "... dónde encontraste eso?" la pequeña se apresura a lanzar el juguete al fuego y se aleja corriendo hacia sus padres.

Se escuchan ruidos de maderas y vidrios rotos. Los asistentes están estrellando violentamente algunos objetos contra el piso. El extraño voltea sobresaltado hacia cada lugar donde se escuchan los estallidos y se le ve cada vez más (si es que era posible) alterado.

Los sonidos de cosas rompiendose ya se han detenido. Todos estan en silencio, excepto el fuego chisporroteando y el enajenado sollozando. Que espectáculo lamentable. un grupo de gente rodea el cadaver. Se puede ver las piedras en sus manos y la locura en sus ojos. EStan por empezar.

El idiota se levanta tambaleandose y en su loca carrera intenta acercarse a ellos. Grita y se retuerce cuando es sujetado por uns pocos que estaban cerca, preparados para lo que obviamente iba a suceder. Se escuchan gritos y las piedras caen sobre el cuerpo, una y otra vez. Los gritos de locura del sujeto pidiendo que se detengan no hacen sino agregar verguenza a una situación ya de por si demasiado vergonzosa. Se oyen las piedras moler la carne y el sonido de los golpes, al inicio variando entre huesos quebrandose y carne cediendo va convirtiendose lentamente en un uniforme y monotono chapoteo de golpes sobre carne molida. El hombre grita y llora, finalmente abandonada la razón. Alguna defensa basica de su cordura pide razones al vacío y repite la pregunta sin esperar respuesta. 

El ojor es insoportable. La sabana se encuentra totalmente mojada y en algunas partes totalmente erosionada a causa de los golpes. Donde alguna vez hubo un cuerpo inerte, la tradicion se encargó de entregar una demostración de desprecio y odio. Mas que olvido, Era la activa eliminaciónde la memoria, la respuesta definitiva.


Malditos! malditos sean! que sus manos se sequen antes de cosechar el trigo! que no encuentren descanso en la muerte! malditos! malditos todos!

Impasibles, los pocos que lo sujetaban lo lanzan a los pies de la masa sanguinolenta. Nadie le dirigiria la palabra a un don nadie del mundo exterior.

Sepan esto, hijos del desprecio: yo no la voy a olvidar!

Unos pocos volvieron la vista hacia el insolente, otros pocos se acercaron. Los que lo hubieron soltado se apresuraron nuevamente a reducirlo. Los breves y arritmicos tamborileos de la piedra contra la carne se volvieron a escuchar.