Huyendo

La tristeza es patrimonio de los que quedamos vivos

Así que arriba esa sonrisa.

Tenomos toda la vida para llorar

Caia la tarde y no se me ocurría mejor frase para contarte esto que te voy a contar. Estoy cansado, disculparás la falta de cuidado. El micro nos permitia ver la costa, carcomida por transeuntes mientras los dos, callados, no sabíamos si debiamos hablar o dejar que el silencio lo devore todo, una vez más.

- ¿Ya despertaste?

El transcurso de mis recuerdos se podría comparar al transcurrir de una aguja sobre el vinilo maltratado. Llega un punto en la canción en el que se sucede un salto y estoy nuevamente junto a tí, en ese silencio incómodo pero ...

Crisis

... en el que sé que cada movimiento decidirá el resto de mi vida.

- no estaba dormido... bajamos un rato a la playa?

No dije nada de esto. Solo observé el brillo del sol, entre los cabellos que cubrian tu frente. Era enceguecedor. Quizás era cierto que estaba dormido. De qué otra forma explicar la pereza de mis párpados y el deslumbrarse ante tan breve fulgor. ... estabamos regresando, cierto?

- bueno, tú estás regresando ...

sonries, como si la explicación fuera sencilla y yo no... quizás si, quizás me hayas sorprendido en pleno sueño.

- yo acá me bajo

Perplejo, intento comprender lo que está pasando. El vehiculo avanza, tranquilo en la soledad en la pista, inexorable en la existencia fuera del tiempo.

Es apenas un parpadeo, sus pasos dirigiendose a la salida y el breve empujón del microbus reanudando su camino.

Bajar. Abrir los ojos. Llenar los pulmones. La aguja saltando para invadir el surco ya recorrido. Todo es uno.

Estas lineas, las tareas, las conversaciones. Las caminatas grises. Todo ello existe entre la repetición. Sigo dirigiendome hacia aquello de lo que huyo.

El vehiculo de desplaza en silencio y la tarde se despliega plena a través de las ventanas del bus.

- ¿Ya despertaste?

No hay desesperación. Realmente no estoy asustado. Si se me pidiera que me explique diría que estoy avergonzado. Pienso que intentar hacer algo distinto por el mero deseo de romper el ciclo sería deshonesto.

- ¿significa que quieres corregir las cosas?

- no...

- ... deshonesto sería no aceptar que eso es lo que realmente deseas...

Hay gente afuera, caminando en el mismo sentido que nosotros...

- mira, fijate. No hay nadie que esté caminando en sentido contrario

- cuando bajes, seguirás caminando en la misma dirección también?

Ries con ganas, en una explosión breve que reemplaza al sol que nos abraza desde la ventana.

- sabes que no vamos en la misma dirección...

- ... pero ya ves, no hay nadie que vaya en dirección contraria...

Acercas tu mano a mi rostro, al tiempo que te pones de pie y te dispones a la salida.

- yo acá me bajo

Intento mantener la mirada en ella nientras baja los escalones. La puerta se cierra con el sonido del gas al cerrar la puerta. Sus pies han tocado la vereda y se da la vuelta para despedirse. Pero no lo hace. Su rostro vacio queda a merced del sol ahora que el carro termina de retomar el camino. Una certeza gélida recorre mi espina dorsal y fijo mi mirada al frente del camino, incapaz de soportar la realidad.

Una aguja salta

quiero cerrar los ojos pero siento que tengo los globos oculares a punto de estallar.

La tarde, impasible. El peso de un cuerpo junto al mio. El sol, gritando que algo no anda bien.

me forcé un momento a dejar de ver a la izquierda, a todos aquellos caminando bajo el sol. Al otro lado, todos aquellos otros que alguna vez bajaron, detenidos en paraderos pero sin esperar, con el rostro vacío enfrentando al sol.

- ¿Ya despertaste?