Cada vez que toca a mi puerta (digo, señalándome la sesera) tu imagen, tu risa.
Eso, mientras llora mi nostalgia (no haya error: no hay tristeza) ante casas apretujadas, cerros iluminados y pasos, que son latidos en la penumbra de estas calles.
Entonces rio sin burla, y no cesan mis ojos de llorar las luces de esta ciudad.
Si, algo se rompe
algo nace
en esta caverna
que es llave
y habitación
.
.
.
Será necesario
para redondear la idea
que el dedo viaje
de testa a corazón.
2008.10.03
No hay comentarios.:
Publicar un comentario