Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo.
Yo una vez leí uno muy todo en El presbítero. Debajo de una mujer-ángel (no sabía si poner "ángela", ya, bueno...) está escrito este epitafio: "Sin embargo me voy tranquila, porque sé que después de muerta no podrás hacerme más daño".
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Yo una vez leí uno muy todo en El presbítero. Debajo de una mujer-ángel (no sabía si poner "ángela", ya, bueno...) está escrito este epitafio: "Sin embargo me voy tranquila, porque sé que después de muerta no podrás hacerme más daño".
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