Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo.
(Oh, olvidé que hacía falta un título)
Fecha:
8/11/2015 07:54:00 a.m.
... Cuantas menos palabras, mejor.
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Está garuando
Fecha:
2/24/2015 03:10:00 p.m.
Y estoy riendo, como hace tiempo.
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... como hace tiempo.
Observancia nocturna
Fecha:
2/16/2015 01:29:00 p.m.
Veo al viento sacar a bailar al sauce:
Ya no llores, le dice. No me voy a la guerra y, volveré mañana.
No llores, le dice.
Un susurro que es gemido responde, y no distingo las palabras.
Me alejo, avergonzado por indiscreto.
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Los perros ladran, las máquinas dormitan, y del otro lado de la pared se construye una ilusión de vida. Se arma con la inevitable paciencia con la que se cierra una herida o se descompone un cuerpo.
Constante, ineludible.
El polvo se esparce para dejar al descubierto un camino. Las casas le crecen alrededor como vello al púber. Madurez? Inevitabilidad.
Fauna puebla los caminos y casas. Fauna orgullosa de la huella que cree dejar por donde pasa.
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El viento se ha ido. Ahora rodean al sauce, gritos y rugidos que no son nada, ante la diaria espera del viento.
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